
Evacuation Code Decipher: Santiago
Re/escritura de Introducción a Santiago de José Ángel Cuevas
Veo el mar de llanto de un mar de gente
Por cada edificio demolido,
Por cada verso acallado eléctrico
con furia y locura.
Por ese poeta exiliado dentro de sí mismo
condenado a caminar
poseído
Condenado a caminar
insiliado,
por toda la ciudad siguiendo las marcas del sudor agrio y de la pena fuerte.
Condenado a registrar la devastación en su piel
Condenado a vivir devastando-se
Condenado a registrar la desaparición
En su propia inexistencia transparente.
Y siendo invisible registra
registra, registra, registra
Lo que ya no está
Lo que se encuentra por ausencia.
Y la visión de la ciudad es otra
Las profecías se van cumpliendo, pero al revés:
Los niños flotan como ángeles
La mirada como ensueño en Ketamina
Los amarramos igual que globos inflados con heliodreams
Para que vean de cerca sus sueños
Para que escojan a sus padres
Mirando desde las nubes lo que les va a tocar acá.
Millones de sueños intocables por día
Y soledad, mucha soledad...
Cómo puede haber tanta soledad en un auto que pasa por la Alameda?
Tanta soledad en una micro llena que atraviesa el Mapocho?
En la hora punta, en el metro?
Cómo puede haber tanta soledad en sus cabezas?
Se lo van a preguntar alguna vez.
Y los niños felices con rostros perdidos heliosoñados
nunca se imaginarán todo el dolor que implican los colores brillantes
y los chicles de fruta, y el chocolate,
y el día del niño, del padre y de la madre.
La ciudad que estabamos construyendo salió deforme
Me paso de vitrina en vitrina
como un fantasma sin sentido
extraviado el cuerpo...
a veces mi alma encuentra reposo
y reencarna en la memoria del ship de tu celular
y reencarna en la memoria de mi pendrive.
Mares de tecnología obsoleta como nueva
y sigues mostrándome tu nuevo celular,
y yo me pregunto por la Memoria
cuando millones de terabites apenas alcanzan
para la música,
(siempre escuchando la misma canción).
Navego y me hundo
Millones de terabites a disposición,
Y yo me pregunto por la memoria...
A tajos han zanjado una época en dos mundos
Yo vi las noticias. Las recuerdo.
Y las han pasado durante tantos años en la tele
que ya es como si yo hubiese estado ahí,
abrazando a un carabinero
Bailando en la rueda
Llorando de alegría.
Muriendo en la rueda.
Ese día conseguimos un país,
Y eran tanto los planes
Y tantos lo que tenían planes
Y mientras nadie se puso de acuerdo
Algunos dijeron:
“Por mientras, hagamos esto.
En el camino nos vamos arreglando”.
Los que se arrancaron con los tarros fueron esos.
El mismo día nos quitaron ese país.
Recuerdo la frase: “Tranquilo,
Si es tuyo. Yo te lo voy a cuidar, mira que tu lo puedes romper”.
Es que no podrías disfrutarlo a mi nivel.
Y mientras tanto...
Mientras tanto les dimos la razón,
nos volvimos locos con la libertad,
no hemos sabido manejar la eskizofrenia libertad.
Y corrimos a duras penas,
como zombie hambriento,
a saciar nuestro incompleto ego
insaciable tramposo consejero.
El mismo día del abrazo
y de la alegría
la cosa se negra se ponía.
Y caminar por la ciudad todavía es posible
Todo parece condenado a realizarse
contenida la ciudad en una caja
y recorrerla, a salvo, siempre a salvo
en la tranquilidad de mi casa
pero se puede salir,
ojo
que se puede.
Pero sin plata,
a qué parte voy a ir
sin plata.
Recorre un pedazo de Santiago
por Grecia
desde Macul hasta Bustamante
Mirando la procesión eterna de las 6 de la tarde.
Todos esos autos que la transportan
séquito oficial del anonimato y la soledad,
la imagen que de forma definitiva
muestra en el acto mismo,
en el verbo,
que vamos desconectados,
semi abandonados unos de otros
o todos por todos.
Nunca tan desesperados,
muy contenidos llamados al delirio
de sentirse bien.
Empapados de la saliva del miedo
a un paso de la satisfacción destripada,
hecho polvo.
Pero eso no es más que dar una vuelta.
Seguí por Bustamante hasta plaza Italia
Y ahí ya no pasó nada.
Silencio, sin transeúntes y un sólo caminante.
Caminé todo ese trayecto
y los autos eran unas cajitas protectoras
separadoras del exterior irrespirable
del interior invivible.
Tanta soledad al interior de un auto,
Confección perfecta del miedo a los demás,
Hardware, Software
Automatización de la producción de un silencio frío,
programado para desgastar la compasión
entre hermanos, vecinos,
compañeros de trabajo,
de oficina y de esquina.
La ciudad está rota en otra parte
Un mar de ships me ahogan ente tanto silencio
Su influencia me supera y me lleva por zonas de comercio
Antesala de la perdición.
Y el edifico de la Telefónica es un Celular.
Y la torre Titanium es la antesala del cielo,
Mucho más que Babel
Que también se va a caer.
Los chips de cada celular
dos por habitante,
constituyen la soledad contenida
en tarjetas de memoria para desmemoriados,
millones de fotos digitales,
café instantáneo
caldo Maggi
pelets.
Cada celular un pelet de la comunicación
cada celular nos hace creer que nos hemos mirado a la cara
cámara integrada, Video Calls...
El Radisson junto al edificio de la CCU
monumentos vivientes al olvido,
chorrean la sangre de cada hombre, mujer y niño;
y a un costado la torre Titanium,
que inventó el cielo,
y hace flamear la bandera más silenciosa,
allá arriba, sola, angustiada,
aislada del sudor, de las lágrimas
de la miseria que la hace grande.
Allá arriba está la bandera nuestra
y nadie podrá alcanzarla jamás.
World Trade Center: Santiago
Costanera Center (se pronuncia en Inglés):
una ciudad que se proyecta al mundo
dejando expuesta la guarida
para el saqueo.
Santiago tiene un nuevo centro
al rededor del cual
todos están mareados
suavemente ebrios
tontamente felices
divirtiéndose ridículamente.
Esta es la herencia
que nos permite estar solos en el tren subterráneo,
que facilita que la mirada frente a frente esté vacía.
Hay que caminar, adentrarse
en el bosque profundo de la patria
seguir sus ríos y caer por las cascadas
donde podremos volver a ser uno.
Y mirarse a la cara,
mírame a la cara...